Uncategorized

El Alma siempre sabe

No sabía que ese primer paso era un inicio.
Solo seguí una necesidad profunda, casi instintiva, de volver a mí.
Buscaba alivio, respuestas, una forma de entender lo invisible que movía mis días.

Con los años entendí que no era afuera donde iba a encontrarlas.
El camino se fue abriendo adentro, entre silencios, renuncias y pequeñas revelaciones.
A veces fue dulce, otras veces fue fuego. Pero siempre verdadero.

Hoy miro atrás y reconozco la trama: cada caída me enseñó humildad, cada duelo me abrió un sentido, cada encuentro me recordó que la vida nunca deja de hablar, solo hay que aprender su lenguaje.

Ya no busco tanto.
Ahora camino más lento, escucho más hondo, honro lo que fui y lo que se está gestando.
Y si vos también estás en ese tránsito, ojalá te permitas confiar.
Porque aunque no lo parezca, todo está aconteciendo para despertar en vos algo que ya sabía el camino. Gracias a cada paso, incluso a los que dolieron.
Ellos me enseñaron a volver a mí, una y otra vez.
Sigo descubriéndome, en cada encuentro, en cada silencio.

A veces no se trata de avanzar, sino de recordar.
Lo que siempre estuvo, lo que sigue latiendo, lo que espera ser vivido.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *